Obsidiana Arcoiris

Después de la tormenta siempre viene la calma y de vez en cuando, ésta trae consigo un arcoíris, ese símbolo inefable que nos devuelve la esperanza de que vendrán tiempos mejores.

En muchos cuarzos transparentes es frecuente encontrar algún arcoíris interno, producto de pequeñas estrías o minúsculas fracturas a través de las cuales la luz al pasar se descompone en los 7 colores del espectro visible. Es de las más bonitas inclusiones que un cuarzo puede tener y un plus añadido a sus cualidades armonizadoras.

La nota de hoy, va sin embargo, de un  cristal, que sin ser transparente, también guarda estos tesoros internos, la abuela obsidiana arcoíris.

Al igual que la obsidiana nevada de la que hablamos aquí y del resto de sus hermanas de familia, la obsidiana arcoíris es un vidrio volcánico con sílice en su composición, y una característica muy peculiar: cuando se la acerca a una fuente de luz, aparecen en su interior bandas de colores metalizados del arcoíris en tonos violeta, rosa, dorado, azul y verde, que son producidas por las diminutas burbujas de agua y aire atrapados dentro de la piedra y que originan ese efecto, especialmente notable en las piezas pulidas. El resultado es precioso, bordado a mano por la propia Madre Tierra para ofrecernos un regalo inestimable.

De entrada como piedra negra que es, ofrece protección, arraigo y en su caso, al igual que las otras obsidianas negras, nos ayuda a trabajar con aspectos oscuros o confusos de nuestro interior. Es muy recomendable usarla en períodos de cambio, especialmente si éste entraña una necesidad de desapego que nos resulte traumática, difícil o dolorosa. Su medicina previene que nos dejemos ataduras energéticas tóxicas con antiguas relaciones, lugares o situaciones y mantengamos nuestra integridad energética. Su metáfora para mí es muy clara: conservo los colores de mi esencia intactos pese a la oscuridad que me rodea.

Para este cometido, la llevo colgada junto a mi pecho, o bien la pongo sobre un papel en el cuál he escrito mi nombre (o el de la persona que quiero ayudar, siempre con su permiso).

Su fuerza nos ayuda a recuperarnos así de traumas físicos y emocionales y nos asegura que éstas energías no se queden atrapadas dentro nuestro. Se recomienda también en períodos de grandes dificultades, esas que parecen venir todas juntas. En la elaboración de duelos o en duelos tardíos, que no se han llevado a cabo en su momento, en los cuales ayuda a liberar la pena y devuelve la calma y la serenidad.

Del mismo modo, nos es útil cuando lo que queremos es arrojar luz sobre aspectos familiares o generacionales que puedan estar influyéndonos en el presente y encontrar así mismo la manera de resolverlos armoniosamente.

Una manera conveniente de hacer esto es colocarla sobre el entrecejo, a la vez que añadimos cuarzo ahumado entre los pies para arraigar y cuarzo rosa sobre el centro cardíaco para atenuar posibles reacciones emocionales.

Otra de sus virtudes es que es un potente activador de la mente inconsciente, por lo que está muy indicada para estimular sueños intensos con gran contenido simbólico. Para ello se emplea en el entrecejo, por espacio de 10-15 minutos antes de dormir.

Como protección, conviene usarla como colgante a nivel del plexo solar.

En meditación ayuda a disolver miedos, bloqueos y barreras, expandiendo la conciencia.

¿Tienes algún ejemplar de esta piedra? ¿alguna experiencia que compartir? cuéntame, si? soy toda OjOs..

Rita Stone – https://entrepiedras.es